Cuarto comando amar al prójimo.
El cuarto comando de Jesús es amar al prójimo como a ti mismo, en el mundo actual cuán difícil pareciera cumplir este mandamiento en donde el amor por el prójimo se ha enfriado y los buenos actos de las personas son usados para causarle mal. Los creyentes en Cristo debemos superar prudentemente todos los obstáculos que nos impidan amar y servir a otras personas. Hoy estudiaremos este tema con una historia que se encuentra en Lucas 10:25-37.
Sin embargo, dice la biblia que él interprete tratando de justificarse dijo a Jesús ¿Y quién es mi prójimo?. Ahora bien, nadie le había acusado, pero dentro de él había una conciencia de fracaso en cumplir con el mandamiento que bien sabía, y entonces aplica una táctica evasiva para justificarse. Lo cierto es que el pecador acusado por su conciencia siempre buscará una forma de lógica de justificar su fracaso para no sufrir la pena que trae el mismo.
Jesús le comienza a contar una historia que bien pudo haber sido una parábola y genuina, le habla de que un hombre descendía de Jerusalén a Jericó. La palabra descendía es correcta pues Jerusalén se encontraba a 800 metros sobre el nivel del mar y Jericó a 390 metros bajo el nivel del mar. Éste era un camino tortuoso y estrecho que serpenteaba entre desfiladeros rocosos fácil guarida de ladrones.
En ese camino fue víctima de ladrones que le hirieron y despojaron de sus pertenencias y le dejaron casi muerto. Y Jesús sigue contando que pasaron primeramente dos representantes de la ley mosaica, un sacerdote y un levita (hay que recordar muy bien que Jesús estaba hablando don un intérprete de la ley mosaica). Y de repente bien sea por no contaminarse ritualmente al tocar un posible cadáver, o por miedo a que fuere una trampa de ladrones, o por estar apurados, o por alguna otra razón estos hombres que eran signo de servidores de Dios y religiosidad no atendieron la necesidad de este hombre. En realidad siempre encontraremos una razón lógica para calmar nuestras conciencias al no servir al prójimo.
Lo que implica servir prójimo
Ver y se movido a misericordia:
Esta etapa es la más importante pues de ella dependen todas
las demás sólo Dios ns puede mover a misericordia, el sacerdote y el levita
vieron pero no fueron movidos a misericordia, nosotros como creyentes en Cristo tenemos que tener un corazón
dócil al hablar y al mover del Espíritu Santo, este es el preludio de amar al prójimo. No los es la tradición ni la religiosidad sólo el actuar
de Dios en nuestras vidas
Acercarse e
ir al necesitado
Pero luego pasa un ser despreciable para los judíos, un
samaritano, un mestizo, descendiente de Israel pero impuro en raza y costumbre,
alguien que el mismo interprete de la ley con el que Jesús estaba hablando
repudiaría. Se acerca al hombre y fue
donde este estaba. Este es el segundo paso
y requiere voluntad, acercarse y
e ir al necesitado. A veces los creyentes estamos en nuestra burbuja de
seguridad y no tenemos la iniciativa de acercarnos y ver la necesidad que puede
estar pasando a la otra persona, en ocasiones es más fácil hacer como el
sacerdote o el levita, no prestar atención y proseguir con nuestro camino, pues ojos que no ven
corazón que no siente.Uso del tiempo
Apoyar en la necesidad de otros implica ser incomodado
Él lo montó en su cabalgadura, es decir se fue a pie. Pudiendo
estar en su flamante caballo, monta al herido en el mismo y él va a pie. El no
incomodar nuestra manera de vivir, la resistencia a salir de nuestra rutina, de
bajarnos de nuestro caballo, en muchas
ocasiones se vuelven obstáculos para servir.Uso de recursos apropiados a la necesidad urgente
El samaritano una vez que le vio fue movido a misericordia,
y de lo que tenía usó vendaje, aceite y vino, estas dos últimas eran sustancias muy apreciadas en la antigüedad gracias
a sus propiedades para aliviar y
desinfectar. Él dio al hombre exactamente lo que necesitaba. Asimismo nosotros cuando
vemos necesidades movidos a misericordia debemos pensar cual es la mejor
forma de ayudarle a resolver sus
necesidades presentes.Dar un apoyo a más largo plazo
Una vez pasado la etapa inicial crítica, el samaritano le montó en su cabalgadura, él
se incomodó para ayudar lo llevó al mesón y cuidó de él. Y luego dando el
dinero equivalente a dos días de trabajo para que otro lo cuidara y si consumía
otras cosas él mismo lo pagaría al volver. En ocasiones hay que actuar y
resolver lo urgente, pero proporcionar una ayuda que le permite luego a la
persona valerse por si mismo, eso no tiene precio.




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